martes, 11 de marzo de 2014

Diario de una hazaña 17…

17ª etapa: Azuqueca de Henares  – Alcalá de Henares 8/7/2012:

Dejamos atrás Azuqueca a las 9:30 con un gran sabor de boca por el trato dispensado por parte del ayuntamiento, voluntarios, cruz roja y por parte del afamado quiromasajista José Antonio Lozano que pasó toda la tarde de manera gratuita reanimando las musculaturas de los mineros. A los pocos kilómetros de dejar Azuqueca entramos en la comunidad de Madrid y nos encontramos con un fuerte despliegue policial con varios coches patrulla e incluso con un helicóptero de la guardia civil que ha estado derrochando combustible dando vueltas a nuestro alrededor durante nuestra travesía. Llegamos a Meco a las 11:00 donde nos espera un nutrido grupo de personas para darnos la bienvenida, tras pasar por el interior de la población nos dirigimos hasta la universidad de Alcalá de Henares donde reponemos fuerzas y más tarde nos encaminamos hacia la ciudad, la marcha que empezó con poco mas de 40 mineros era hoy de más de 1.000 personas de distintos colectivos, la entrada en la ciudad no tiene adjetivos para definirla, cientos y cientos de personas se agolpaban en las aceras, mujeres y hombres llorando a nuestro paso, otras mujeres se nos abalanzaban para besarnos y abrazarnos, todos con nosotros, hasta llegar a la plaza Cervantes donde quizás más de 2.000 personas nos esperaban. La entrada en la plaza ha sido triunfal, hemos sido recibidos como héroes, cuando nosotros no somos más que unos humildes trabajadores. La gente se hacía fotos con los mineros, otros lloraban, otros nos daban ánimos, otros nos abrazan. Nos hemos sentido desbordados por momentos, pero lo que tenemos claro es que nuestro movimiento está sirviendo para despertar a las gentes.
”Lo de hoy en Alcalá de Henares ha sido increíble, una multitud nos ha acompañado en toda la ruta y además la llegada a la plaza Cervantes me ha desbordado al ver como mujeres se acercaban para besarme y abrazarme, hombres llorando y niños que nos pedían que les pusiéramos nuestros cascos. Hemos comido en un restaurante de la ciudad, hacia días que no sabía lo que era eso. La tarde la he pasado en el pabellón polideportivo de la universidad de Alcalá descansando y recibiendo un nuevo masaje de José Antonio Lozano que ha venido otra vez a recuperarnos.”

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