viernes, 16 de agosto de 2019

Tarde, mal…pero ¡¡por fin!!


Las ignominias de nuestra historia como especie pisotea y ha pisoteado a tant@s, que  desde donde descansen eternamente quedaron sin voz con que defenderse. Tant@s que quedaron pretendidamente olvidad@s e ignorad@s, como si un holocausto se pudiera obviar sin pestañear…Y cuántos holocaustos infames habrá aún sin destapar.
A veces la reparación de la dignidad llega tarde, muy tarde, pero a veces llega. Lo que no se resuelve cuando se ha de resolver y queda inconcluso, el destino (animal tozudo) se encarga de resolverlo en cuanto encuentra una brecha de tiempo/espacio por el que colarse…Y ¡zas!, de repente, sucede y nos quedamos como interpérritos hasta que tomamos conciencia  del calado del hecho acontecido.
Por fin, el Boletín Oficial del Estado español ha publicado el listado de todos los hombres (¿para cuándo el de mujeres?), que sin voz aparente, perdieron sus vidas en uno de los lugares más miserables que alguien de nuestra especie puede generar…un campo de concentración.
Y digo sin voz aparente porque yo nunca dejaré de escuchar todas las voces de tod@s l@s hij@s de la Tierra caíd@s por cobardes actos de violencia, dolor e injusticia. La fuerza de esa voz supuestamente ahogada ha sobrevivido varias generaciones para que no se les olvide, y han sembrado conciencia en aquell@s que tienen esa capacidad de oír con el alma.
La fortaleza de sus convicciones ha traspasado el tiempo y el espacio para llegar a  nuestros días y hacernos testigos de su existencia, de su resistencia y su anhelo de reparación porque cayeron creyendo que podían construir un mundo mejor.
Seguiré escuchando sus voces con mi conciencia, siendo consciente de que nunca habrán de volver al olvido. Que la Historia deje de olvidarl@s.

“Alma, no llores.” Marcos Ana
Y no basta decir: “alma, no llores”,
si ves a un corazón que va dejando
la vida entre furiosos desgarrones.
Hay lágrimas que tienen estatura
de estrellas indomables y
es de acero o de roble su ternura.