viernes, 2 de diciembre de 2016

Habla, Amor, Habla…

Por gentileza y generosidad de la mamá de Toto…María Fernanda Carro, Orense-Argentina: Aquel martes…un estudio que no hizo falta completar, luego de tantos días de dolor, de entrega, de entereza, de docilidad, de mantener nuestra llamita de la esperanza encendida contra los huracanes de malos pronósticos, de las certezas de que su vida se estaba apagando… tuvimos que aceptar… “a Tomás le están creciendo las alas”. No alcanzó la Fe, la fuerza, los rezos, ni estar de rodillas frente al altar con ese hermoso ángel de 6 años recostado en mis brazos rogándole a Dios, con todas mis fuerzas, ofreciéndome en su lugar. Tan sólo 12 meses antes, Tomás, mi Toto, iba al jardín, se había anotado para empezar Primer Grado con todas las ilusiones… jugaba en las veredasde pueblo tranquilo con sus hermanitos, se trepaba a los árboles, se llenaba de tierra, jugaba a la pelota y era un custodio de la “guarida secreta”. Cortaba las flores silvestres para llevárselas a “mamá”, nos dibujaba a los cinco de la familia, y escribía con trazos de niño su nombre y el de su hermano compinche, Uriel. Ese año, 2012, fue el abanderado del jardín que inició el ciclo lectivo y otras veces, en todas, elegido por sus propios compañeritos. El primero en madrugar y espiar si entraba el sol por la ventana y si mamá o papá ya estaban levantados para darnos el primer abrazo del día. Estando Tomás, siempre había un par de ojitos observándonos con amor y comprensión: “Mamá… ¿estás bien?”… preguntándome sinrazón aparente. A Tomás le gustaba “curar”, soñaba que sería “doctor, bombero, veterinario y policía”… pero, lo que más le gustaba era curar, acariciar a los animales y escuchar lamentos ajenos. Algo en nuestro interior nos decía que Tomás era especial…y de alguna manera lo estoy entendiendo ahora que partió…Si acaso con palabras pudiera alcanzar a describir la magnitud de su presencia en esta vida…una vida pequeña, cortita, pero sublime, así como el dolor en cuerpo y alma que soportó, si acaso pudiera ponerle sonido al dolor que como mamá siento…sería un grito que llegue hasta el fondo del Universo, pero silencioso.Fueron solo 4 días más desde ese anuncio…parecía que dormía, pero cuando tenía fuerzas nos hablaba, nos miraba…ya no sentía dolor…una mano la sostenía papá, la otra mamá: “ Tomás…, te van a venir a buscar, unos angelitos…vas a dejar de sentir dolor, vas a jugar, y siempre vamos a estar juntos…Vamos a caminar los cinco por la playa…vamos a construir tu casita en el árbol…y vos siempre vas a estar con nosotros, a donde vayamos…Andá mi amorcito, volá, soltate…vas a estar rodeado de miles de angelitos”. Parecía que se iba, y al ratito se calmaba su respiración. Pero en tono suave y bañados en lágrimas le decíamosvarias veces lo mismo, llenándolo de besos, sintiendo su suave perfume…a pesar de haber pasado 17 días en el hospital sin poder bañarse, de haber sufrido con sondas nasogástricas, medicación, catéteres, cables, sueros…controlaba sus esfínteres…hasta eso…no quería darnos trabajo, causarnos dolor. Solo darnos AMOR. Pudimos decirle todo lo que sentíamos, agradecerle todo el amor y la felicidad que nos dio y pedirle perdón por todos los errores que a veces los papás cometemos…y para mi asombro, en uno de esos monólogos en voz bajita donde yo pensaba que Tomás dormía, abrió sus ojitos y me dijo con poquita voz: “ mamá,yo no tengo nada que perdonarte…”El Sábado 5 de octubre, a las 17.15 hs y luego de mostrar su dignidad batallándola un poco más, partió, con sus ojos clavados en los míos y con sus manos entrelazadas en las nuestras. No hay dolor más grande si tuviera que acaso imaginarme alguno. Entre tanta confusión, dolor y más dolor, la fuerza interna que me sostenía, y me sostiene hoy en día, es saber que acompañamos a nuestro hijo en su partida. Sentir internamente, que sólo se nos adelantó y que los vínculos de AMOR jamás se cortan, ni el tiempo, ni las distancias ni la muerte física. No es lo que quiero creer, es lo que SIENTOinternamente, sin poder explicarlo…sin necesidad de explicarlo… como respirar, se respira sin explicar cómo se hace. Si estuve allí cuando Tomás vino al mundo, al menos, la vida medio la oportunidad de acompañarlo para partir de vuelta hacia Allá…Hubo testigos en el hospital de niños… muchos…, a los cuales agradecemos el respeto que nos dieron a laintimidad y a dejar que los afectos acompañen. Alguien me dijo: “ustedes se pertenecen, por siempre”… Morir?... Partir, trascender, pasar a otro estado, otra dimensión. Para algunosel Cielo, para otros, otra dimensión. Morir, una vez que cumplimos nuestra misión, es volvera Casa…
A Tomás Unamuno, Toto (12.03.2007-5.10.2013).
Para ti Fer, gracias mil...