lunes, 25 de febrero de 2013

23F Un día lleno de emociones de colores…

El sábado 23 de febrero de 2013 me puse en marcha desde Alkar hacia Madrid. Me bajé pronto porque  había quedado a las 4 en la plaza de Colón para conocer a la familia minera que venía como la Marea del Carbón. Me propuse bajar primero por la calle Génova, pasar por la puerta del PP y elaborar una bonita peineta de recuerdo….conseguí llegar a Colón aunque casi me piden el A.D.N. que no el D.N.I., me colé con un grupillo de personas que juraron que vivían por allí. Encontré a mi familia minera…poquitos pero muy recios; hice un trueque de broches con una artista y conseguí mi camiseta minera de Ciñera que llevan todas las mujeres. Empezaba la cosa con color…También pude saludar y poner cara a los mineros que están colaborando conmigo para publicar varios artículos por aquí, buena gente y muy simpáticos. Nos movimos para colocarnos dentro de la columna de la manifestación y yo comencé a moverme por las mareas haciendo fotos, fascinada de la variedad de personas que compartimos indignación, injusticias y propósitos de mover la montaña de basura que tenemos encima. Parada obligatoria en las vallas de la Carrera de San Jerónimo para fotografiar al “Glorioso Cuerpo de Bomberos” que estaban, cual guardia pretoriana entre el pueblo y “sus cuerpos de seguridad”. Son una alegría para los ciudadanos. Coronamos la plaza de Neptuno, retratando a “los cuatro gatos que salen siempre a las manifestaciones”.  Encuentro con los amigos del barrio de siempre, vuelta al barrio y una caña en el bar de siempre...Un poco de vida familiar durante la cena. El domingo de vuelta a Alkar con la grata sensación de seguir compartiendo  con mis conciudadanos las calles soberanas, compartiendo historias, problemas, inquietudes, unas fotos chulísimas y una tarde madrileña de esas llenas de colores.
 



 
Qué diferente de aquel 23F de 1981 en que salía del metro de Banco de España sobre las 6 p.m. más o menos creo recordar y empecé a oír sirenas. Emprendí mi camino hacia la Escuela de Artes y Oficios de la calle Marqués de Cubas para mi clase de Dorado y Policromía con la aciaga sensación de que por la cantidad de coches de policía que estaban pasando por el Paseo del Prado  habría habido un  tremendo atentado de ETA. Estábamos tan habituados a ellos que casi lo tomábamos con cierta parsimonia y esperábamos a ver las noticias en la tele para calibrar la gravedad de los mismos.  [No volví a oír tantas sirenas hasta el 11 de marzo de 2004, uno de los peores días de nuestras vidas, triste calvario escuchar  desde mi trabajo en el Tribunal Supremo ese lamento interminable desde primera hora conteniendo las lágrimas para no mojar la paleta de colores con la que estaba retocando un cuadro. Intimidada de ver mi teléfono bloqueado de llamadas y mensajes…me da frío]. Perdón por este triste lapsus; llegué a mi escuela, subí y me acomodé en mi lugar con el sonido de fondo aquel…nino-ninoooo. Pasados unos quince minutos empezaron a subir compañeros sin resuello comentando los primeros rumores…”ha habido tiros en el Congreso y hay diputados muertos”. Una compañera se bajó inmediatamente a llamar a un amigo suyo periodista para enterarse de algo. Subió como en 20 minutos también sin resuello…todos los bares de los alrededores estaban atestados de prensa haciendo cola para telefonear (tiempos aquellos sin móviles, sin internet)…se confirmaba “era un golpe de estado”. Me sorprendió y me confortó la actitud del profesor que nos instó a dar la clase con normalidad y después que cada cual se fuera a casa tranquilamente, ya que no se sabía si la escuela permanecería abierta. Cuando salí de clase Madrid estaba patas arriba…mucha gente por las calles, el transporte público lleno a tope, todos hablando de lo mismo, una inmensa incertidumbre, al pasar por la plaza de Neptuno todos mirando al Congreso rodeado hasta la bandera de las famosas “lecheras”, la Carrera de San Jerónimo cortada exactamente igual que ahora. Mi padre incomunicado en Andalucía por el bloqueo de líneas telefónicas, mi madre agobiada por la despensa y por recogernos a todos pronto en casa a ver la tele y esperar, esperando a ver si recogíamos a  una amiga que no encontraba a su familia (debían de andar quemando listas de afiliados al PCE por algún lado…). Y por fin nos sentamos frente a la tele a esperar que terminase semejante payasada trasnochada y gris. Finalmente mi padre contactó con nosotros (allí estaba todo en calma), mi amiga encontró a su familia comunista y se recogió con ellos, mi madre albergó la esperanza de llenar la despensa al día siguiente a primera hora (la pobre)…y como era de ley y de justicia todo volvió a su ser. No hubo atentado terrorista, no hubo diputados muertos (tiros si…algo realmente vergonzoso), retomamos nuestras vidas y yo particularmente pude asistir a la siguiente clase. Y entonces como este sábado volvimos a ocupar las calles soberanas de Madrid. Gracias a todos. Buena semana.

 

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