Una de las razones por las que me gusta madrugar es porque
me permite el privilegio de ver amanecer…Afortunadamente amanece todos los días
y siempre lo contemplo como un obsequio de la Madre Naturaleza. Hay días que
ese regalo es tan generoso en luz y color que me pierdo dejándome envolver.
Otros días el regalo es mucho más modesto y parco en detalles pero no por ello
deja de parecerme fascinante y mágico.
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