Luci aterrizó por
nuestras vidas hace unas semanas. La encontraron en un coche donde estaba
refugiada junto a su hermanita Princesa, a la espera de ser encontradas por sus
mamás adoptivas. La primera vez que la vi…tan pequeña, tan negra me pareció
algo entre un trozo de carbón y un pompón. Algo negro que se movía y emitía un
apenas perceptible ruidito. Luci ha llegado en buen momento…en su casa están
esperando encontrar un nuevo inquilino canino y mientras llega, ella le hace
compañía a la vieja gata Betty que se quedó muy solita cuando Oli se fue al
cielo de los perros hace unos meses (a Olivia la podéis ver en la entrada del
07.11.11). Aunque, bueno, no sé si a Betty le hace tanta gracia tener un
espingorcio dando saltos por ahí…je, je. Luci me quiere, creo que ya me ha
adoptado como tía. Lo sé porque cuando voy a su casa se alicata a mi tobillo
con toda confianza. Cuando la despego de ahí y la cobijo en mis manos me mira
con ternura y me ronronea con cariño. Cuando ya me ha saludado sale corriendo
para tomar posición y lanzarse toda escorada y erizada sobre mi…o cazarme si me
muevo…y morderme como si nos conociéramos de toda la vida, je, je. Y como aún
es muy pequeñina, después de un ataque de actividad, en seguida se cansa y se recoge en su
mantita. Verla tan pequeñita, enroscándose en sí misma como un rosquito
churruscao, con carita de sueño me produce una inmensa ternura y no deja de
sorprenderme la cantidad de vida que puede contener un ser tan diminuto.
Bienvenida a la familia Luci…tía Didi te quiere.
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