Esta mañana he
oído en la radio que el grupo terrorista que padecemos los españoles desde hace
tantos años ha hecho un nuevo comunicado o la enésima arenga llena de
paparruchas sin substancia…También por la radio me han recordado que estos
días, concretamente el viernes 13, hará 15 años que la citada banda de energúmenos
asesinó a Miguel Ángel Blanco de dos tiros en la cabeza. Recuerdo como si fuera ayer el
estremecimiento colectivo que nos recorrió
“a casi todos” y nos impulsó a salir a las calles al conocer el
secuestro del joven concejal del Partido Popular, y la amenaza que pesaba sobre
su vida. Recuerdo como si fuera ayer los dos días que pasamos mi madre y yo en
la Puerta del Sol junto a cientos de personas, confortándonos mutuamente por la
compañía que nos ofrecíamos unos a otros allí todos juntos por la misma causa.
Mirábamos el reloj con angustia y ansiedad, y compartíamos todos el mismo
anhelo…que se le perdonase la vida sino por su juventud por su inocencia.
Anhelábamos que la presencia de tantos ciudadanos en las calles pidiendo la
liberación del concejal, unidos sin remilgos políticos, sociales o
partidistas, sirviera para salvarle…Creo
que en esos días se empezaron a tejer de nuevo los hilos del movimiento
ciudadano…quizás desdibujado desde aquella opereta del “intento de golpe de estado”. Ahora retejemos
de nuevo con el 15M y demás plataformas (desde aquí reitero mi apoyo a la
marcha de mineros, a la marcha de los desempleados que llegamos el día 21 y doy gracias a todos los que les están echando
una mano). Me viene a la mente la emoción del “espíritu de Ermua” y las
lágrimas por Miguel Ángel y todos los ausentes por idéntica causa…Recuerdo como
si fuera ayer el estupor y la consternación que nos heló la sangre al cumplirse
el plazo y enterarnos del asesinato de ese hombre desconocido que de pronto se
había convertido en hermano o hijo…y recuerdo las lágrimas de mi madre y las de
la suya…las mismas al fin y al cabo. Miguel Ángel no te olvidamos, ni a los
demás tampoco.
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