Mientras los de
arriba recortan y recortan yo, particularmente me voy encogiendo. Bueno, es mi
vida la que realmente se encoge. Aunque mi mundo interior es intenso y activo
lo que evita que me deje desfallecer, a cada golpe de tijera mi mundo exterior,
extracorpóreo o como quiérase que se llame se reduce irremisiblemente. Nunca he
sido especialmente consumista. Siempre he valorado y valoro lo que tenía y
tengo. Sigo empeñada en seguir aprendiendo a hacer algo por otros sea de la
índole que sea, siempre que les haga sentirse mejor…quizás solo un instante que
vale un Potosí. Y desde un tiempo a esta
parte estoy descubriendo la suerte que tengo de tener tanto de lo que puedo
desprenderme o prescindir…incluso vender y hacer una hucha de emergencia muy
emergencia…(hay un abanico amplísimo de emergencias). En uno de los últimos
recortes me he enfrentado a una pregunta que quizás hace tres años no sabía que
podría preguntarme…buf¡ y las que vendrán en los próximos meses si Recortilandia
y Desempleolandia permanecen acampadas en la entrada de mi “todavía”
hogar. El “dilema” llegó con las subidas
de tarifas de todo lo habido y por haber,
la respuesta no se ha demorado ni un segundo ni ha vacilado en mi
cerebro…¿pago luz o pago el “pinchito de internet”?.....pago luz por supuesto.
A partir de ahora retomo la
peregrinación por bibliotecas de toda índole donde, aún….y doy gracias por
ello, hay conexión gratuita para no dejar morir este espacio tan querido para
mí. Esta especie de apartamentito en la
playa donde vengo a contar y contarme cosas, a reflexionar, a difundir y a
aprender de todos los que me visitan y dejan sus comentarios o publican
entradas interesantes en sus espacios virtuales para que me dé una vueltecilla.
Algo excitante es no saber a partir de ahora cuándo o dónde encontraré ese
enchufe estupendo donde alicatar mi portátil (que aún se empeña en sobrevivir,
lo cual le agradezco también) y poder emitir mis crónicas, y además hacerlo
rapidito para aprovechar la horita que me corresponda. Hay que espabilarse que
esto aún no se ha acabado, y soy consciente de que vendrán nuevas preguntas por
el estilo…¿pescao congelao o latita de
sardinas?, ¿me lavo el pelo o me hago un recogido mono?, ¿ceno pronto y así
no enciendo la lamparita?...fascinante la variedad de pequeñas encrucijadas que
se presentan en el día a día de esta nueva era. Gracias a los que sigáis por
ahí, no sabéis la ilusión que me hace ver a mis 11 seguidores, los comentarios
de algunas entradas, el contador de visitas…os quiero (*_*)...Vuelvo en cuanto me "alicate" a un enchufe amigo, municipal, wifis callejeras, ja , ja qué variedad.
Retornos de lo vivo
lejano
“El mar reproducido
que se expande en el muro
con
las delineadas islas en breve rosa,
no
adivina que el mar verdadero golpea
con
su aldabón azul los patios del recreo.”
“...Vamos,
descalzos por las rocas, en
los
presos olvidos del agua, en sus dorsales
osamentas,
sin miedo
contra
los insufribles moluscos obstinados.
Persígueme
en las libres afueras de las olas.
Es
la edad en que el viento sueña en doblar al viento.
Llévame,
ciegamente victoriosa, ceñida
tu
cabeza de algas, hacia ondulados
linderos
que aureolan los blancos retamares.”
Rafael Alberti
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