Por fin se reunieron y por fin se abrieron para deleite de los ojos. Todo comenzó con un mañana temprana y fresca, verde de trigo joven. Después la mañana avanzó a un mediodía amarillo radiante de colza en flor. Y así llegamos a una media tarde morada de lavandas que acabó tornándose en tarde tardía de intenso rojo de amapolas. El color alimenta el alma.
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