Me sobrecoge y me incomoda
profundamente ser testigo del cariz que toman algunas protestas, del carácter
que sea, en algunos momentos. No tengo intención de justificar la violencia
verbal o física en ninguno de sus términos. Sí
he de decir que conozco, porque la he visto de cerca y otros me contaron de primera mano, la desesperación de
la gente que trabajando de sol a sol nunca pudo ofrecer una cena decente a sus
hijos, nunca pudo ofrecer un reposo cómodo y desahogado a sus mayores, ni pagar
un médico o unas medicinas siempre contempladas “in extremis”, ni mucho menos
alimentar una esperanza famélica de que sus descendientes tuvieran acceso a una
educación que les abriera el camino a una vida con menos fatigas. Creo que todos tenemos un límite. Intuyo que existe una línea invisible frente a cada uno de nosotros que se conforma como una frontera tras la cual se pierden el norte, los papeles y algunos hasta pierden la vida. Llegar allí irremisiblemente y poner el pie sobre esa línea supone desde donde yo observo, abrir la caja de los truenos y dejarse azotar por tormentas y demonios. Unos se lanzan como leones a defenderse y defender lo que consideran justo y merecido. Otros defienden como pueden, a veces como deben, lo que no les queda más remedio que defender….aún incluso cuando no es defendible. Otros, llegados a sus propios límites y fronteras, sucumben a la desesperanza.Siento y deseo que forzosamente ha de haber un camino por donde podamos caminar todos, tender puentes, hablar y entendernos. Hasta que lo encontremos….¿habrá algún GPS para localizarlo?... De momento sólo me siento capaz de agarrar de la mano a los que veo pasar a mi lado con heridas más graves que las mías y confortarles con las fuerzas que no siempre consigo reunir. Apoyar moralmente y si se tercia presencialmente, a todos los que aún mantienen las esperanza de poner un buen plato en la mesa para saciar el hambre de sus hijos; de ofrecer a sus mayores todo el confort que se merecen; de saberse amparados si la salud les juega una mala pasada, y de salvaguardar el tesoro de la educación y la cultura…Y no olvidarme nunca de que el abuelo fue picador allá en la mina o jornalero allá en los abrasadores olivares, pues compartían las mismas manos deformadas por los callos y la misma determinación a no perder la esperanza.
Santa
Bárbara tiene mucho trabajo estos días…
Santa Bárbara bendita trailaralará trailará
Santa Bárbara bendita trailaralará trailará
patrona de los mineros, mira,
mira Maruxina, mira, mira como vengo yo;
patrona de los mineros, mira,
mira Maruxina, mira, mira como vengo yo.
Traigo la cabeza rota trailaralará trailará
traigo la cabeza rota trailaralará trailará
que me la rompió un costeru, mira,
mira Maruxina, mira, mira como vengo yo;
que me la rompió un costeru, mira,
mira Maruxina, mira, mira como vengo yo.
Traigo la camisa roxa trailaralará trailará
traigo la camisa roxa trailaralará trailará
de sangre d'un compañeru, mira,
mira Maruxina, mira, mira como vengo yo;
de sangre d'un compañeru, mira,
mira Maruxina, mira, mira como vengo yo.
Santa Bárbara bendita, trailaralará trailará
Santa Bárbara bendita trailáralará trailará
patrona de los mineros, mira,
mira Maruxina, mira, mira como vengo yo;
patrona de los minéros, mira,
mira Maruxina, mira, mira como vengo yo.
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