Ayer estuve en la enésima manifestación de la temporada. Me sorprendió ver tanta gente para ser un día de diario, gélido y desabrido. Pero ahí estuvimos, cada cual con sus pancartas, sus camisetas, sus uniformes de trabajo (los que aún conservan el trabajo). Por cierto, me dieron ganas de buscar mi mono de trabajo, unos pinceles y salir la próxima vez con mi disfraz de restauradora y/o pintora…a ver si me atrevo. Me llamó profundamente la atención la cantidad de colectivos que se van agregando, dando un tono multicolor y variopinto a las concentraciones. La nota más pintoresca la pusieron la enorme cantidad de bomberos que con sus llamativos uniformes y cascos metalizados inundaron la manifestación y nos envolvieron en un halo de simpatía por “el cuerpo”, tranquilidad por su proximidad,…”oiga señor bombero…¿podría hacerme una foto con usted?” se oyó por ahí. Como colofón, en la Puerta del Sol nos obsequiaron con unas tracas pirotécnicas…muy seguras (para eso son bomberos) y muy ruidosas, que animaron muchísimo el ambiente y nos dejaron buen sabor, para volver a casa y sentir que una vez más la “manifa” ha servido para poner otro grano de arena en la playa de la solidaridad reivindicativa entre ciudadanos.
Gracias a todos por asistir, gracias al “Cuerpo de Bomberos” por cuidar de nosotros y poner un poco de ruido para calentar el ánimo agarrotado por el frío del atardecer.
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