Me pregunto cuánto me corresponde “apoquinar” como ciudadana
española, o cuanto me va a costar el enorme dispositivo policial y sanitario
desplegado el día 09 de Diciembre para evitar que un montón de gilipollas se maten por defender un equipo de futbol. Me
da exactamente igual quienes sean, de donde vengan o como se apelliden; no
dejan de ser una pandilla de pelotudos energúmenos incapaces de celebrar
civilizadamente un evento deportivo en su país. De todos los millones que se
suponen van a revertir la economía nacional esta celebración a esta servidora
no le va a llegar ni un eurete porque se queda todo en manos privadas. ¿Y a mí quien
me echa cuentas? ¡Viva el vino!
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