Aunque me empecino en pensar que los sueños no se cumplen nunca y que son
una pérdida de tiempo que acaban “como el cuento de la lechera”…Pues resulta
que a veces son tozudos y se cumplen a pesar de los pesares. Uno que se cumplió
antes incluso de olvidarlo en un cajón fue “El de tener frente a mi ventana una
hermosa hilera de árboles”, creciendo rotundos y ocultando poco a poco las vías
del tren. (Igual rescato el sueño de ver crecer un bosque justo detrás de las
mismas vías por si se cumple, hay ya algunos árboles, que han decidido
intentarlo de motu proprio justo frente a la susodicha ventana. Lo que les
agradezco de corazón por su valentía y considerándolos ya parte de mi familia).
Otro de mis sueños, aparcado en el fondo del cajón desde que osó pasar por mi
mente, era encontrar alguna forma de inculcar a la gente, a la comunidad, a
todos los vecinos de todos lados Urbanidad, Respeto, Convivencia y Empatía. Lo
desdeñé desde el principio por parecerme completamente inviable viendo el
panorama de ruidos, golpes, voces, portazos, músicas, martillazos, etc. a
cualquier hora de cualquier día. Y hete aquí, que una iniciativa del
ayuntamiento de una ciudad modesta, medio ciudad-dormitorio, en crecimiento
constante, absorbiendo diversidad e intentando no quedarse rezagada y dejar de
ser dormitorio para convertirse en hogar: pues deja en el buzón un folleto que me ha cautivado.
Cuántas veces no hubiera escrito e ilustrado yo misma estos párrafos que, a
continuación, comparto. Sólo espero que este sueño sea lo suficientemente
tozudo como para hacer que estas ideas sean comprendidas, aceptadas y realizadas
en aras de beneficiar la convivencia de tod@s en este nuestro planeta. Gracias.
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