24. 03. 13: Esta
mañana, en la habitación de la casa donde he dormido entraba un sol radiante y
cálido. “Sol de agua” suelen llamarlo pues de repente puede dejar paso a un
fuerte aguacero. Me he desperezado con indolencia Y una pereza propia de los
domingos…el silencio y la soledad invitaban a ello. Por esas absurdas
ventoleras, inexplicablemente al poner los pies sobre un agradable suelo de
madera, me ha entrado la melancolía, esa que me lleva a pensar que “la vida sigue estando al otro
lado”, que “la vida es eso que se oye a los lejos”… que “la vida es…” He
llegado hasta la cocina y mientras daba cuenta de un desayuno de princesa me
han dejado el dominical de El País sobre la mesa. Me he puesto a ojearlo hasta
que he llegado a una foto que me ha llevado a leer rápidamente el texto que la
acompaña. Saboreando una riquísima tostada La Vida me ha zarandeado de los pies
a la cabeza para devolverme a la realidad y hacerme pisar tierra…Ver a estos
niñitos, cuya sola presencia en el mundo debería de ser motivo de alegría, ahí
metiditos en cajas…que nosotros solemos tirar al contenedor de papel sin
pensar… pues me ha hecho desprenderme de indolencia, pereza y demás
despreciables pensamientos para sentir y visualizar un inmenso GRACIAS por mi
vida, sea la que sea. Porque no es justo que me queje absolutamente de nada
cuando vivo en este lado, pues por muy mal que vaya todo…aún en lo peor nunca
veremos a nuestros niños “empaquetados” en cajitas como humildísimos paquetitos
esperando que alguien les ofrezca una vida de verdad. Una vida que se merecen
por derecho propio…y que en estos casos “la vida sí que es lo que se ve y se
oye allá a lo lejos” y no esto…He de trabajar mucho más intensamente en cuidar
los pensamientos que me permito deslizar por mi mente para evitar sucumbir a
estupideces…No olvidemos nunca a los de allí y por supuesto tampoco a los de
aquí, que hay muchos a los que ayudar.
Reitero mi apoyo a esta gente y me
quito el sombrero ante tanta valentía,
porque SI SE PUEDE.
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