Hoy me sucedió una circunstancia que se me hizo tan extraña. Y no porque sea algo infrecuente que no se pueda mirar u observar de cotidiano, sino por la sensación que me ha dejado…Volvía yo agotada de mi minitrabajo, si últimamente he vuelto a la limpieza doméstica y muy agradecida porque según está el escenario, tener ingresos siendo modestos es un tesoro. Volviendo al meollo, volvía yo en el tren de cercanías a mi pueblo y en una de las estaciones intentaba subir al tren una mamá con un carro enorme y un bebé dentro. Sin pensar me he afanado en ayudarla a subir al tren, que nos ha costado un poquito. Y cuando me he sentado en mi asiento he visto a mi alrededor a la juventud de mi país, aseada, sana, fuerte y espléndida que no ha movido el culo del asiento ni ha despegado la pestaña de la pantalla del móvil…Y me ha sobrecogido pensar en mi futura vejez…Si ahora todos vivimos dentro de una pantallita, dentro de 15 o 20 años que vivirán dentro de una complejísima lente de contacto con el mundo virtual, nadie tendrá visión fuera de su perímetro físico y no verá ni falta que hace, nada ni nadie de su campo de visión. Que te podrás morir a su lado, que mientras no huela, no hay reacción. Y me ha dado penina, aunque quiero pensar que no hay que ser tremendista…Que hay gente generosa y maravillosa que si levanta la vista y está atenta, pero hoy no iba ninguno en el tren…Doy gracias por haber sido yo la que ha movido el trasero…
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