Las ignominias de nuestra historia
como especie pisotea y ha pisoteado a tant@s, que desde donde descansen eternamente quedaron
sin voz con que defenderse. Tant@s que quedaron pretendidamente olvidad@s e
ignorad@s, como si un holocausto se pudiera obviar sin pestañear…Y cuántos
holocaustos infames habrá aún sin destapar.
A veces la reparación de la dignidad
llega tarde, muy tarde, pero a veces llega. Lo que no se resuelve cuando se ha
de resolver y queda inconcluso, el destino (animal tozudo) se encarga de
resolverlo en cuanto encuentra una brecha de tiempo/espacio por el que
colarse…Y ¡zas!, de repente, sucede y nos quedamos como interpérritos hasta que
tomamos conciencia del calado del hecho
acontecido.
Por fin, el Boletín Oficial del Estado
español ha publicado el listado de todos los hombres (¿para cuándo el de
mujeres?), que sin voz aparente, perdieron sus vidas en uno de los lugares más
miserables que alguien de nuestra especie puede generar…un campo de concentración.
Y digo sin voz aparente porque yo
nunca dejaré de escuchar todas las voces de tod@s l@s hij@s de la Tierra caíd@s
por cobardes actos de violencia, dolor e injusticia. La fuerza de esa voz
supuestamente ahogada ha sobrevivido varias generaciones para que no se les
olvide, y han sembrado conciencia en aquell@s que tienen esa capacidad de oír
con el alma.
La fortaleza de sus convicciones ha
traspasado el tiempo y el espacio para llegar a
nuestros días y hacernos testigos de su existencia, de su resistencia y
su anhelo de reparación porque cayeron creyendo que podían construir un mundo
mejor.
Seguiré escuchando sus voces con mi
conciencia, siendo consciente de que nunca habrán de volver al olvido. Que la
Historia deje de olvidarl@s.
“Alma, no llores.” Marcos Ana
Y no basta decir: “alma, no llores”,
si ves a un corazón que va dejando
la vida entre furiosos desgarrones.
Hay lágrimas que tienen estatura
de estrellas indomables y
es de acero o de roble su ternura.
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