domingo, 24 de junio de 2018

Debajo de mi cama…


Volvía una tarde a mi hogar tras una jornada laboral intensa y tremendamente agotadora…Y cuando cerré la puerta tras de mí…no escuché ese maravilloso sonido del silencio!!!!...???? Como en la lejanía escuché un ligero gorjeo, gimoteo, tenue quejido…cómo describirlo. Superado el desconcierto momentáneo, me propuse ser valiente y buscar el origen de semejante ruido intruso en mis dominios. Sigilosamente fui caminando desde la puerta y una por una recorrí todas las habitaciones con sus recovecos correspondientes, hasta que llegué a mi habitación, templo sagrado de mi cueva donde reina el descanso. Qué cosa osaba ultrajar y  perturbar ese reducto tan íntimo y personal. Pero qué descaro tan grande…Me espeluznó observar que ese infame ruidejo provenía de ¡¡debajo de mi cama!! Agarré el arma que tenía más a mano…una de mis zapatillas con suela de esparto, bien preto y trenzado…Empuñando el arma, me agaché y lentamente fui levantando la bonita colcha de ganchillo de mi abuela y encontré una enorme cosa peluda gimoteando absurdamente. Preparé la zapatilla para asestar un sólo golpe mortal y ¡¡¡ZASSSSS!!!!!! Le arreé con todas mis fuerzas. Una vez liquidado el intruso, y ya con calma me puse a la tarea de recuperar los despojos de semejante bicho y descubrí con estupor y a la vez  alegría, que se trataba de una enorme pena que pensaba crecer cerca de mi corazón…Y fue maravilloso sentir que esa pena ya no tendría la oportunidad de inyectarme el virus de la tristeza.

Moraleja: Matad a las penas rápidamente, que si no crecen y te atrapan. (Un bonito cuento con que nos amenizó Pilar después de una ruta por el embalse de Pálmaces, Guadalajara,,,un lugar precioso). En fin, sean Felices con una F más grande que el Universo…Abrazos de Luz…

A.D.A. 1996

sábado, 9 de junio de 2018

Disculpen Señores de especie porcina…o…Cómo los cerdos campan por un hospital.


La palabra “cerdo” se nos escapa por la boca con cierta facilidad para denominar a energúmenos de nuestra especie…“superior, desarrollada e inteligente”…Cerdo: Hombre sucio, grosero, sin modales. Todas estas definiciones a mí se me antojan  cortas y blandas para poder calificar a seres de una subespecie dentro de nuestra gloriosa especie, que desconoce aspectos tan maravillosos como Respeto, Empatía, Urbanidad, Amabilidad, Solidaridad, Compasión…Parecieran seres de inframundos muy infra, pero resulta que comparten nuestra biología aunque parece mentira. Los humanos conformamos un amplio crisol tanto para lo bueno incluso lo mejor, como para lo malo e incluso lo peor. No como otras especies de nuestro planeta, como los cerdos o puercos, que hacen su vida sin meterse con nadie, y hasta ensuciamos su nombre para hablar de algunos de los nuestros…
Mi actual ocupación laboral me ha llevado a formar parte de una oficina de atención al paciente en un reputado hospital público madrileño. Un hospital público…lugar para cuidar, curar, sanar, acompañar. Lugar de orden, limpieza, salubridad, higiene…donde cada día nos dejamos la piel por dar un servicio de calidad a la ciudadanía, pues el hospital lo mantenemos entre todos con nuestros impuestos. Pero resulta que hay seres que carecen del gen de la EDUCACIÓN y del sentido del DECORO. Carecen tanto que hace unos días nos dejaron un “regalito” en el mostrador de atención al paciente, para comenzar la jornada pensando que a veces somos lo peor dentro de un ámbito donde pretendemos aportar lo mejor. En fin, sean Felices con una F más grande que el Universo…Abrazos de Luz…

A.D.A. 2018