Por
gentileza y generosidad de la mamá de Toto…María Fernanda Carro,
Orense-Argentina: Aquel martes…un estudio que no hizo falta completar, luego de
tantos días de dolor, de entrega, de entereza, de docilidad, de mantener
nuestra llamita de la esperanza encendida contra
los huracanes de malos pronósticos, de las certezas de que su vida se estaba
apagando… tuvimos que aceptar… “a Tomás le están creciendo las alas”. No
alcanzó la Fe, la fuerza, los rezos, ni estar de rodillas frente al altar con
ese hermoso ángel de 6 años recostado en mis brazos rogándole a Dios, con todas
mis fuerzas, ofreciéndome en su lugar. Tan sólo 12 meses antes, Tomás, mi Toto,
iba al jardín, se había anotado para empezar Primer Grado con todas las
ilusiones… jugaba en las veredasde pueblo tranquilo con sus hermanitos, se
trepaba a los árboles, se llenaba de tierra, jugaba a la pelota y era un
custodio de la “guarida secreta”. Cortaba las flores silvestres para
llevárselas a “mamá”, nos dibujaba a los cinco de la familia, y escribía con
trazos de niño su nombre y el de su hermano compinche, Uriel. Ese año, 2012,
fue el abanderado del jardín que inició el ciclo lectivo y otras veces, en
todas, elegido por sus propios compañeritos. El primero en madrugar y espiar si
entraba el sol por la ventana y si mamá o papá ya estaban levantados para
darnos el primer abrazo del día. Estando Tomás, siempre había un par de ojitos
observándonos con amor y comprensión: “Mamá… ¿estás bien?”… preguntándome
sinrazón aparente. A Tomás le gustaba “curar”, soñaba que sería “doctor,
bombero, veterinario y policía”… pero, lo que más le gustaba era curar,
acariciar a los animales y escuchar lamentos ajenos. Algo en nuestro interior
nos decía que Tomás era especial…y de alguna manera lo estoy entendiendo ahora
que partió…Si acaso con palabras pudiera alcanzar a describir la magnitud de su
presencia en esta vida…una vida pequeña, cortita, pero sublime, así como el
dolor en cuerpo y alma que soportó, si acaso pudiera ponerle sonido al dolor
que como mamá siento…sería un grito que llegue hasta el fondo del Universo,
pero silencioso.Fueron solo 4 días más desde ese anuncio…parecía que dormía,
pero cuando tenía fuerzas nos hablaba, nos miraba…ya no sentía dolor…una mano
la sostenía papá, la otra mamá: “ Tomás…, te van a venir a buscar, unos
angelitos…vas a dejar de sentir dolor, vas a jugar, y siempre vamos a estar
juntos…Vamos a caminar los cinco por la playa…vamos a construir tu casita en el
árbol…y vos siempre vas a estar con nosotros, a donde vayamos…Andá mi amorcito,
volá, soltate…vas a estar rodeado de miles de angelitos”. Parecía que se iba, y
al ratito se calmaba su respiración. Pero en tono suave y bañados en lágrimas
le decíamosvarias veces lo mismo, llenándolo de besos, sintiendo su suave perfume…a
pesar de haber pasado 17 días en el hospital sin poder bañarse, de haber
sufrido con sondas nasogástricas, medicación, catéteres, cables,
sueros…controlaba sus esfínteres…hasta eso…no quería darnos trabajo, causarnos
dolor. Solo darnos AMOR. Pudimos decirle todo lo que sentíamos, agradecerle
todo el amor y la felicidad que nos dio y pedirle perdón por todos los errores
que a veces los papás cometemos…y para mi asombro, en uno de esos monólogos en
voz bajita donde yo pensaba que Tomás dormía, abrió sus ojitos y me dijo con
poquita voz: “ mamá,yo no tengo nada que perdonarte…”El Sábado 5 de octubre, a
las 17.15 hs y luego de mostrar su dignidad batallándola un poco más, partió,
con sus ojos clavados en los míos y con sus manos entrelazadas en las nuestras.
No hay dolor más grande si tuviera que acaso imaginarme alguno. Entre tanta
confusión, dolor y más dolor, la fuerza interna que me sostenía, y me sostiene
hoy en día, es saber que acompañamos a nuestro hijo en su partida. Sentir
internamente, que sólo se nos adelantó y que los vínculos de AMOR jamás se
cortan, ni el tiempo, ni las distancias ni la muerte física. No es lo que
quiero creer, es lo que SIENTOinternamente, sin poder explicarlo…sin necesidad
de explicarlo… como respirar, se respira sin explicar cómo se hace. Si estuve
allí cuando Tomás vino al mundo, al menos, la vida medio la oportunidad de
acompañarlo para partir de vuelta hacia Allá…Hubo testigos en el hospital de
niños… muchos…, a los cuales agradecemos el respeto que nos dieron a
laintimidad y a dejar que los afectos acompañen. Alguien me dijo: “ustedes se
pertenecen, por siempre”… Morir?... Partir, trascender, pasar a otro estado,
otra dimensión. Para algunosel Cielo, para otros, otra dimensión. Morir, una
vez que cumplimos nuestra misión, es volvera Casa…
A Tomás Unamuno, Toto (12.03.2007-5.10.2013).
Para ti Fer, gracias mil...
No hay comentarios:
Publicar un comentario