lunes, 14 de julio de 2014

Ocaso Radiante...


A.D.A.2014
Antonio Machado…Soledades…Poema XIII
Hacia un ocaso radiante, caminaba el sol del estío, y era, entre nubes de fuego, una trompeta gigante, tras de los álamos verdes de las márgenes del río. Dentro de un olmo sonaba la sempiterna tijera de la cigarra cantora, el monorritmo jovial, entre metal y madera, que es la canción estival… En una huerta sombría giraban los cangilones de la noria soñolienta. Bajo las ramas oscuras el son del agua se oía. Era una tarde de julio, luminosa y polvorienta… Yo iba haciendo mi camino, absorto en el solitario crepúsculo campesino. Y pensaba: “¡Hermosa tarde, nota de la lira inmensa toda desdén y armonía; hermosa tarde, tú curas la melancolía de este rincón vanidoso, oscuro rincón que piensa!” …Pasaba el agua rizada bajo los ojos del puente. Lejos la ciudad dormía como cubierta de un mago fanal de oro transparente. Bajo los arcos de piedra el agua clara corría. Los últimos arreboles cubrían las colinas manchadas de olivos grises y oscuras encinas…Y me detuve un momento en la tarde a meditar ¿Qué es esa gota en el viento que grita al mar: soy el mar? Vibraba el aire asordado por los élitros cantores que hacen el campo sonoro, cual si estuviera sembrado de campanillas de oro…En el azul fulguraba un lucero diamantino. Cálido viento soplaba alborotando el camino…Yo en la tarde polvorienta hacia la ciudad volvía. Sonaban los cangilones de la noria soñolienta. Bajo las ramas oscuras caer el agua se oía…


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