Desolación se escribe con una D muy grande. Esta enorme compañera te
abraza y te abarca cuando, después de haberlo intentado todo con la mejor
intención, ves cómo se desmorona ese todo y te cae sobre los pies. Y te
quedas mirando hacia abajo con cara de circunstancias
y una gigantesca interrogación sobre la
cabeza. Y te miras las manos y las ves
cansadas de trabajar y, sin embargo, vacías. Hay que sembrar para recoger, y te
dejas la piel con la azada, para que una terrible tormenta lo agoste todo y te
deje en medio de la Desolación de una tierra arrasada; y además te dicen “tonto
del haba”. ¿Otra vez? Lo calculé todo, lo sopesé todo, lo valoré todo. Hice mi
labor y hasta me sacrifiqué; me eché a la espalda más de lo que podía cargar
para no quedarme sin mecha…y me quedé a oscuras con las manos quemadas. Saqué
fuerzas de donde no creí tenerlas y las encontré ahí para asistirme…esa
maravillosa sensación de amparo al encontrar un segundo fondo, como en las
cajas de los Magos, con M grande también…
Y fue inútil, todo se malogró. Fue peor que otras veces. Fue con un dolor
más intenso. Y fue con Humillación, con H grande…muy grande. Fue con
desencuentros terribles. Fue con Egoísmos terribles, con una E grandísima…
Y Desola vino a abrazarme con sus recios brazos y con tanta fruición que
me está asfixiando. Sé que sobreviviré a su intensidad. Sé que mis branquias
crecerán un poquito más para poder respirar mejor y seguir habitando los fondos
de la vida. Lo que no te mata te hace más fuerte y te permite evolucionar. Así
que lo bueno de esta historia es que debo de pertenecer a la élite de mi especie de tan evolucionada y crecida que estoy…Sean
Felices con una F más grande que el Universo…Abrazos de Luz…
A.D.A. 1985
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