Erase una vez un momento
de felicidad…fugaz…muy fugaz. Después de ocho años ya haciendo un máster de los
buenos en austeridad, la vida te enseña tan y tan valiosas enseñanzas, que no
ha lugar a arrepentirse y avergonzarse de nada. La sabiduría que se va incorporando
a nuestro ser facilita una visión con perspectivas nuevas…o directamente sin
perspectivas ni horizontes…Liberarse de fronteras, de proyectos, de planes…el
abandonar la esperanza sin abrazar la temible desesperanza; aprender y
desarrollar la técnica del no esperar, simplemente ser o estar y carpe diem, es
francamente saludable. Por no esperar, ni siquiera había perspectivas de
encontrar un trabajo este año, por ningún lado, de ninguna cosa…parece una
recurrente mentira, pero es una gran verdad. No hay nada…punto pelota…Pero el
destino siempre tiene algo guardado en la manga y cabe la posibilidad de que te
pida “Ejecutar” e “Instalar”, y ale trae
un trabajo estupendo, mucho más de lo que se pudiera imaginar en el plan de
empleo local. No se gana un gran sueldo, es temporal (muy temporal), pero se
trabaja en la Administración Pública con todas sus comodidades y sirviendo a la
ciudadanía, que es muy interesante y enseña mucho. Todo se encaja a la
perfección y con armonía…hasta que se
descubre la trampa. De todo el plan de empleo no podía tocar un@ compañer@
educad@ y trabajador@ ... no, lo que toca es un ser despreciable, sin educación, zafio,
sinvergüenza. Un ser incapaz de cumplir un horario de trabajo, incapaz de
realizar dignamente y con un poco de interés el trabajo, incapaz de tener compostura,
incapaz de demostrar un mínimo de compañerismo, colaboración…Un ser que emplea
la violencia verbal y gestual para conseguir salirse con la suya, y no insinúo que
este comportamiento sea exclusivo del género masculino. Un ser que usa a la
única persona con quien comparte espacio de trabajo como coartada-pantalla o
llámese cómo se quiera, para ESCAQUEARSE y chulearse de todo un ayuntamiento…Vengo
tarde porque egtoy cansao; ahora me salgo media hora a fumar; ahora me aburro y
voy a comprarme un móvil; me pillo una hora para desayunar; me voy al banco a
ver si he cobrao; y las 2:30 bajo los brazos y abrazo el whatsapp. Dentro del
archivo sólo hay dos personas…él y su compañer@. El único testigo no puede
demostrar todo aquello que tendría o debería denunciar, está atrapad@ en una
tela de araña y si lucha por desasirse va a ser la única en caer, y nadie en su
sano juicio puede echar por la borda un trabajo de seis meses que se dice
pronto. Todo iría en su contra. Lo más indigno de esta situación no es callar
por no saber a quién o cómo contarlo y demostrarlo; lo peor de todo es saber
que alguien que SI se merecía este puesto de trabajo continúa padeciendo
desempleo desde hace la intemerata y nunca sabrá la injusticia que se ha
cometido contra su derecho a ganarse el pan. La infame impunidad es el destino
de los elegidos por el Diablo, que campan a sus anchas pisoteando y envenenando
todo cuanto tocan…Para ti sucedáneo de Jim Morrison, infame usurpador de lo que otros se merecen.
Por cierto, te das un aire a este señor y no es por fuera…